Parásitos internos y externos en animales
En varias ocasiones se
considera que los parásitos no podrían ser peligrosos ni mucho menos mortales
para la vida de nuestras mascotas, a continuación se exponen información acerca
de el efecto que tienen los parásitos en el organismo de un animal.
¿Qué
son los parásitos?
Los parásitos internos, también
llamados endoparásitos, son pequeños organismos (principalmente gusanos y
protozoos) que viven en el interior del cuerpo del animal, especialmente en el
intestino, el corazón y los pulmones, entre otros órganos.
Algunos de ellos son muy frecuentes en
los animales de compañía y pueden ser perjudiciales tanto para los animales
como para sus propietarios. De hecho, algunos se pueden transmitir a los seres
humanos (zoonosis) y causar graves enfermedades.
¿Qué son los parásitos internos?
Los parásitos internos viven en el
interior de otro ser vivo, el hospedador. Dichos parásitos internos son
habituales en perros y gatos, especialmente en los animales de corta edad. Los
parásitos internos pueden invadir muchas zonas del cuerpo, como el tubo
digestivo (por ejemplo, el intestino), el corazón, los pulmones, los ojos, las
vías urinarias, la piel, la musculatura e incluso el cerebro. Existen diversos
tipos de parásitos internos que se pueden clasificar en función de los órganos
que invaden.
Muchos parásitos internos tienen ciclos de vida complejos y migran por
el cuerpo del animal infestado a medida que maduran. Algunas especies necesitan
parasitar y madurar en otro tipo de animales distintos para multiplicarse e
infestar después a perros y gatos. Los parásitos internos tienen una gran
repercusión en la salud del animal, ya que pueden causar enfermedades graves,
algunas de las cuales se pueden transmitir a las personas: estas enfermedades
se llaman zoonosis.
La mayoría de los parásitos internos adultos son lo bastante grandes
para ser perceptibles a simple vista, pero también pueden permanecer ocultos en
el cuerpo del animal cuando invaden un órgano interno (p. ej., el
corazón). En el caso de los parásitos internos del intestino, en
ocasiones es posible ver los gusanos en las heces. Sin embargo, los huevos son
microscópicos y no es posible detectarlos a simple vista; a menudo, están
presentes en las heces, listos para infectar a otro animal.
¿Qué son los parásitos externos?
Los parásitos externos, según su especie, se alojan
en las distintas capas de la piel de los perros. Las lesiones que ocasionan
pueden tener diversa gravedad, tanto por una reacción alérgica por parte del
perro como por la transmisión de otras enfermedades de las que son potenciales
portadores.
Distintas especies
de parásitos
Los
parásitos externos que más afectan a los perros son los ácaros, las garrapatas,
las pulgas, los piojos, ciertas especies de mosca y helmintos cutáneos.
Ácaros
Pueden afectar a distintas zonas. Los hay exclusivos del oído (Otodectes cynotis); los que viven en la superficie de la piel y cuyo tamaño y color hacen que reciban el nombre coloquial de «caspa andante» (Cheyletiella), o los que producen los dos tipos de sarna canina: la sarcóptica (Sarcoptes scabiei) y la demodécica (Demodex cannix), una enfermedad que produce lesiones muy graves pero que si se diagnostica a tiempo se cura con facilidad.
Garrapatas
Se alojan sobre la piel, en la que pican para alimentarse de la sangre del animal. Su mayor gravedad estriva en que son portadoras de muchas y muy graves enfermedades. Cuando se eliminan es importante que no quede ninguna parte del parásito dentro de la piel del perro. Su ciclo vital se realiza principalmente durante la primavera y el verano, pero puede tener mayor duración si las condiciones son adecuadas. Su localización predilecta es en la cabeza, sobre todo,cerca de las orejas, y en el cuello.
Pulgas
Se sitúan sobre toda la piel, en cambio su zona predilecta es la dorsolumbar. Al igual que la garrapata, transmiten multitud de enfermedades. Es relativamente frecuente que aparezca una reacción alérgica del perro frente a la saliva de la pulga, lo que condiciona el tratamiento a recibir. Dado que no siempre vive sobre la piel canina (pueden hacer sus nidos en las alfombras del hogar), para su erradicación hay que limpiar correctamente todo su entorno. Son más habituales en latitudes húmedas y cálidas.
Piojos
Éstos sí están durante toda su vida sobre la piel del animal, así que controlar su destrucción es más fácil. Hay dos variedades según si chupan (anoplura) o si muerden,(mallophagos).
Ácaros
Pueden afectar a distintas zonas. Los hay exclusivos del oído (Otodectes cynotis); los que viven en la superficie de la piel y cuyo tamaño y color hacen que reciban el nombre coloquial de «caspa andante» (Cheyletiella), o los que producen los dos tipos de sarna canina: la sarcóptica (Sarcoptes scabiei) y la demodécica (Demodex cannix), una enfermedad que produce lesiones muy graves pero que si se diagnostica a tiempo se cura con facilidad.
Garrapatas
Se alojan sobre la piel, en la que pican para alimentarse de la sangre del animal. Su mayor gravedad estriva en que son portadoras de muchas y muy graves enfermedades. Cuando se eliminan es importante que no quede ninguna parte del parásito dentro de la piel del perro. Su ciclo vital se realiza principalmente durante la primavera y el verano, pero puede tener mayor duración si las condiciones son adecuadas. Su localización predilecta es en la cabeza, sobre todo,cerca de las orejas, y en el cuello.
Pulgas
Se sitúan sobre toda la piel, en cambio su zona predilecta es la dorsolumbar. Al igual que la garrapata, transmiten multitud de enfermedades. Es relativamente frecuente que aparezca una reacción alérgica del perro frente a la saliva de la pulga, lo que condiciona el tratamiento a recibir. Dado que no siempre vive sobre la piel canina (pueden hacer sus nidos en las alfombras del hogar), para su erradicación hay que limpiar correctamente todo su entorno. Son más habituales en latitudes húmedas y cálidas.
Piojos
Éstos sí están durante toda su vida sobre la piel del animal, así que controlar su destrucción es más fácil. Hay dos variedades según si chupan (anoplura) o si muerden,(mallophagos).
Moscas
Las larvas de las miasis destruyen la piel, de modo que se pueden producir infecciones secundarias de pronóstico grave. Una vez eliminadas las larvas hay que curar cuidadosamente las heridas provocadas.
Helmintos
Afectan al perro algunos vermes o gusanos cutáneos que llegan a la piel a través de las heridas abiertas; sin embargo, no son muy frecuentes en los países occidentales.
Claves
El mejor método para prevenir las afecciones parasitarias es un cercano cuidado higiénico del animal aplicando algún tipo de insecticida repelente, el cuidado higiénico de su entorno y una adecuada desparasitación tanto interna (puesto que actúan como intermediarios de otros agentes patógenos) como externa.
Los productos cuyos principios activos son permetrinas, diazinón, lindano, diclorvos, malatión, fipronil, ivermectina o amitraz tienen una eficacia contrastada, y deben ser usados según las recomendaciones del fabricante.
Pulgas
Dos pulgas pueden convertirse en dos mil en menos de un mes si las condiciones climatológicas son adecuadas, ya que una puede poner hasta cincuenta huevos al día. El estado del bienestar propio de Occidente permite un mejor desarrollo de las pulgas, puesto que la comodidad de nuestros hogares favorece su proliferación.
Las larvas de las miasis destruyen la piel, de modo que se pueden producir infecciones secundarias de pronóstico grave. Una vez eliminadas las larvas hay que curar cuidadosamente las heridas provocadas.
Helmintos
Afectan al perro algunos vermes o gusanos cutáneos que llegan a la piel a través de las heridas abiertas; sin embargo, no son muy frecuentes en los países occidentales.
Claves
El mejor método para prevenir las afecciones parasitarias es un cercano cuidado higiénico del animal aplicando algún tipo de insecticida repelente, el cuidado higiénico de su entorno y una adecuada desparasitación tanto interna (puesto que actúan como intermediarios de otros agentes patógenos) como externa.
Los productos cuyos principios activos son permetrinas, diazinón, lindano, diclorvos, malatión, fipronil, ivermectina o amitraz tienen una eficacia contrastada, y deben ser usados según las recomendaciones del fabricante.
Pulgas
Dos pulgas pueden convertirse en dos mil en menos de un mes si las condiciones climatológicas son adecuadas, ya que una puede poner hasta cincuenta huevos al día. El estado del bienestar propio de Occidente permite un mejor desarrollo de las pulgas, puesto que la comodidad de nuestros hogares favorece su proliferación.
¿Qué producen?
Las lesiones que producen en
los animales infestados pueden causar desde trastornos relativamente leves
hasta una enfermedad grave y mortal. La correcta prevención de las infecciones
parasitarias con los medicamentos adecuados es fundamental para una correcta
atención sanitaria del animal y, en el caso de ciertas enfermedades de este
tipo, también contribuye a prevenir su contagio a los seres humanos.
GUSANOS INTESTINALES de
los animales domésticos (4 tipos principales)
Los vermes redondos y, en concreto, los ascáridos son los más abundantes
y están muy extendidos por todo el mundo. Los gusanos adultos tienen forma
cilíndrica, miden unos 10 cm de longitud y su aspecto recuerda a un espagueti.
Los cachorros y los gatitos se infectan a través de la leche materna o durante
la gestación, y todos los animales de compañía (ya sean de corta edad o
adultos) pueden resultar infestados a partir del suelo o el pelaje contaminados
con heces de hospedadores infestados con el parásito adulto. Los vermes
redondos se pueden también transmitir a las personas, sobre todo a los niños.
Las infecciones por vermes redondos son una zoonosis de gran importancia, ya
que pueden provocar una enfermedad grave, especialmente en los niños, sobre
todo si las larvas migran a los ojos (larva migrans ocular), donde pueden
causar ceguera, o a las vísceras (larva migrans visceral). Por esta razón, es
esencial ocuparse de prevenir la infestación por estos parásitos mediante la
administración periódica de antiparasitarios, y hacerlo siempre con el
asesoramiento de su veterinario.
Los ancilostomas son
gusanos pequeños y delgados que no alcanzan 1,5 cm de longitud y que tienen
forma de gancho. Pueden infectar a perros y gatos. Viven en el intestino del
animal, donde se alimentan de sangre. Los animales domésticos se pueden
infectar a través de la leche materna o a partir del suelo o el pelaje
contaminados. A diferencia de los vermes redondos, los anquilostomas también
pueden atravesar la piel. Los anquilostomas se pueden transmitir a las
personas. En el ser humano, las larvas pueden migrar a la piel, donde provocan
lesiones cutáneas moderadamente inflamadas y generalmente elevadas (erupciones
serpiginosas), así como enteritis eosinofílica (una enfermedad digestiva).
Los trichuris son
gusanos mucho más pequeños que tienen forma de látigo, frecuentes sobre todo en
los perros, donde parasitan el intestino grueso. Los perros se infectan por el
contacto con el suelo o el pelaje contaminados con los huevos del parásito.
Las tenias son
parásitos intestinales de gran importancia, por el hecho de ser bastante
habituales y por poder transmitirse al ser humano con consecuencias más o menos
graves. Varias especies pueden parasitar a perros y gatos, entre ellas Echinococcus spp., Dipylidium
caninum y Taenia spp. Los adultos poseen una cabeza
con la que se anclan a la pared intestinal, mientras que su cuerpo plano queda
suspendido entre los alimentos digeridos. El cuerpo de estos gusanos está
dividido en segmentos y puede ser muy pequeños o alcanzar hasta 2 m de
longitud. Los gatos, y especialmente los perros, pueden resultar infectados por
comer carne cruda (E. granulosus), cazar roedores (E. multilocularis)
o ingerir pulgas durante el acicalamiento (Dipylidium caninum).
La especie Echinococcus es la más
temida, debido al riesgo de contagio a las personas, en las que puede ocasionar
graves consecuencias. En las personas estos gusanos pueden provocar
equinococosis alveolar y quística (invasión de los parásitos en el hígado y los
pulmones), que requiere tratamiento farmacológico y quirúrgico. La
equinococosis es una zoonosis importante cuya prevención requiere la aplicación
de medidas higiénicas y la desparasitación periódica de las mascotas.
Otros parásitos intestinales de tamaño microscópico,
como Giardia o Tritrichomonas, también pueden
infectar a perros y gatos, y pueden asimismo transmitirse a las personas.
GUSANOS DEL CORAZÓN Y
VERMES PULMONARES
Estos
gusanos redondos pasan su vida adulta en el corazón y los pulmones de los
perros y los gatos.
La dirofilariosis (Dirofilaria
immitis) es la más importante de las enfermedades causadas por este
tipo de parásitos y está presente en muchos países incluso aquí en Argentina.
La dirofilaria es transmitida por varias especies de mosquitos, pero como la
larva de este gusano necesita un verano caluroso para desarrollarse dentro del
insecto, queda limitada a zonas ribereñas. Sin embargo, el calentamiento global
está favoreciendo la expansión del parásito hacia zonas más septentrionales.
La estrongiloidosis.
Este tipo de parásitos tiene un estadio intermedio que vive en las babosas y en
los caracoles, e infectan al perro o al gato cuando éstos los devoran. Una vez
en el cuerpo del animal, pueden invadir los órganos internos, sobre todo los pulmones.
Los gusanos
intestinales alteran la función normal del intestino y el
crecimiento del cachorro. Las infestaciones por estos parásitos pueden causar
desde una enfermedad inapreciable, que no provoca prácticamente síntomas
clínicos en los animales adultos, a un cuadro grave en los cachorros, en los
que aparecen síntomas gastrointestinales como diarrea, vómitos y pérdida de
peso que, en última instancia, pueden acabar provocando la muerte del animal.
Otros síntomas graves pueden incluir hinchazón del vientre, apatía, tos y
pérdida de sangre. La gravedad de la enfermedad depende del número de gusanos
que infestan al animal y de la edad de éste.
No
obstante, es posible que algunas mascotas infectadas no muestren ningún síntoma
clínico. La mayoría de los animales adultos pueden sufrir únicamente un ligero
deterioro de su estado general, por lo que muchos propietarios no son capaces
de detectar el problema. Algunos pueden ver segmentos de tenia, con aspecto de
“granos de arroz”, en las heces y observar algunos síntomas leves en su
mascota, como irritación anal, que, en ocasiones, provoca que el animal
arrastre la zona de la parte posterior por el suelo de una manera muy
característica para aliviar el picor (“signo del trineo”). Por esta razón es
tan importante que la prevención se realice de forma constante y periódica.
Los gusanos
del corazón y los vermes
pulmonares provocan lesiones de diversa consideración en los vasos
sanguíneos del corazón y los pulmones cuando migran por el cuerpo. Los gatos y
los perros que presentan dirofilariosis pueden no presentar síntoma alguno,
pero también pueden manifestar toda una serie de síntomas relacionados con
disfunciones pulmonares, cardiacas, hepáticas o renales, según en qué fase se
encuentre la infección. La enfermedad puede ser de presentación aguda, pero
normalmente comienza con síntomas que pasan casi totalmente desapercibidos. En
función del número de gusanos y de la fase de la infestación, los perros pueden
no mostrar ningún síntoma clínico, o bien pueden mostrar algunos síntomas como:
desinterés por el juego y el ejercicio, vientre hinchado, o tos, apatía o
letargo.
¿Cómo prevenirlos?
Las enfermedades parasitarias provocadas por
parásitos internos, como los gusanos intestinales y los gusanos del corazón, se
pueden prevenir fácilmente con la administración periódica de productos
antiparasitarios y la adopción de medidas higiénicas. Dada la amplísima
presencia de muchos de estos parásitos, su gran resistencia a las condiciones
ambientales adversas (p. ej., los vermes redondos) y el posible riesgo para la
salud de la familia, es fundamental desparasitar periódicamente a todos los
perros y gatos del hogar.
La
desparasitación es la única forma de eliminar eficazmente los gusanos
intestinales, y debe realizarse de manera periódica para evitar nuevas
infestaciones. Los veterinarios expertos en parasitología recomiendan
desparasitar a los animales domésticos como mínimo 4 veces al año para evitar
la reaparición de los gusanos intestinales más corrientes. Por lo que respecta
a la dirofilariosis, también existe una medicación específica para prevenir la
infección.
La frecuencia de administración de los
antiparasitarios para prevenir la aparición de los gusanos intestinales también
depende de los factores de riesgo del animal, tales como la edad (los cachorros
son más vulnerables), el estado de salud (por ejemplo, perras gestantes), los
hábitos (acceso al exterior), la situación local de la enfermedad (su zona de
residencia puede estar particularmente afectada) y la alimentación (perros o
gatos que cazan roedores, o que tienen acceso a carne cruda o basura). Así
pues, dependiendo de estos factores, su mascota puede correr más o menos riesgo
de infección. Según los
factores de riesgo presentes en cada caso, el veterinario escogerá el programa
de desparasitación más conveniente para su mascota en función de sus
necesidades específicas y le indicará cuál es el producto más adecuado.
También
se recomienda aplicar medidas higiénicas para evitar la contaminación del suelo
con ciertos parásitos intestinales, pues no sólo su mascota podría volver a
quedar infectada sino que también podría producirse la infestación de personas
de su entorno. Estas medidas incluyen mantener a su perro alejado de sus
propias heces y de las deposiciones de otros perros, pues el contacto con ellas
es la forma más habitual de infestación por gusanos. Retirar las heces del
perro evita la contaminación del suelo y el contagio de otras mascotas. Además,
conviene evitar que los perros defequen en la bandeja sanitaria donde los gatos
hacen sus deposiciones (por ejemplo, manteniéndola tapada). Los huevos de los
gusanos se pueden encontrar en cualquier parte, ocultos en el pelaje del animal
o en los lugares a los que tiene acceso (jardín, calle o cajas de arena).
También es importante lavarse frecuentemente las manos y limpiar periódicamente
la cama del perro.
Por
último, es necesario evitar el contacto de nuestras mascotas con animales
salvajes y animales muertos, así como que cacen roedores. También se deben
controlar las infestaciones por pulgas, puesto que estos insectos transmiten
algunas tenias.
También
es importante prevenir la infestación de personas (zoonosis). Puesto que los
niños forman parte de la población con mayor riesgo, es esencial evitar que los
perros defequen en los parques de juego infantiles e, incluso, de las
inmediaciones (porque en ocasiones las larvas/huevos son capaces de moverse
algunos metros hacia zonas que les son favorables). Otros segmentos de
población de riesgo son ancianos y enfermos inmunodeprimidos o que estén
recibiendo medicación para inmunosupresión (enfermos con SIDA, enfermos con
transplantes órganos…)
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