domingo, 19 de mayo de 2019


Fecaloma
¿ Qué es?
La impactación fecal, o fecaloma, consiste en una acumulación de heces endurecidas en el recto y/o en el colon que el paciente no puede expulsar espontáneamente. Se considera una de las complicaciones más importantes del estreñimiento y, por tanto, sus causas son muy similares y de origen múltiple (funcionales, alimentación inadecuada, inmovilidad, deshidratación, fármacos, debilidad, etc.). El fecaloma suele aparecer con mayor frecuencia en los ancianos incapacitados o institucionalizados y en los enfermos terminales de cáncer. Su localización más frecuente es la ampolla rectal (70%), el colon sigmoide (20%) y el colon proximal (10% de los casos).
La patogenia de la impactación fecal no está completamente aclarada. Sin embargo, parece que en casi el 50% de los pacientes con cáncer avanzado, el fecaloma se produce porque el bolo alimentario permanece en el colon 4-12 días, en lugar de 2-3 que suele durar el tránsito normal. Por este motivo, la absorción de agua de la masa fecal se ve aumentada, al permanecer ésta en contacto más prolongado con la mucosa intestinal; de esta manera, se produce un endurecimiento gradual de las heces.
El cuadro clínico es muy variable y, a veces, muy escaso en síntomas. Se suele manifestar en el contexto de un cuadro de estreñimiento crónico y puede producir anorexia y deterioro del estado general acompañado de diarrea por rebosamiento con incontinencia fecal y/o urinaria. El diagnóstico del fecaloma se basa en la anamnesis y la exploración física, que consistirá en la palpación abdominal y el tacto rectal compatible (palpación de masa fecal endurecida en la ampolla rectal). Si la impactación fecal es alta, la ampolla rectal estará libre de heces, y en estos casos es útil realizar una radiografía simple de abdomen.
 Síntomas

Diarrea
Excreción continua de liquido por el recto
Dolor rectal y cólicos abdominales
Deseo insatisfecho de defecar
Estreñimiento
Distensión abdominal
Masa dura y palpable en el bajo vientre
Período prolongado sin defecar
Los fecalomas se reconocen por el paso de líquido fecal filtrado (diarrea) y por heces anormales La porción líquida de las heces se filtra hacia afuera y alrededor de la masa fecaloidea. Los fecalomas se pueden valorar por el examen digital del recto, durante el cual la masa endurecida se puede palpar a menudo.
Las causas de los fecalomas son, generalmente, malos hábitos de defecación y estreñimiento. Ciertas medicaciones también contribuyen a la formación de fecalomas, así como el bario que se utiliza para determinadas pruebas radiológicas.
En los ancianos, es una combinación de factores lo que contribuye a la formación de fecalomas: ingesta pobre de líquidos, masa insuficiente en la dieta, falta de actividad y tono muscular debilitado. Teóricamente se pueden prevenir los fecalomas, sin embargo, algunas veces son necesarias medidas terapéuticas para extraer el fecaloma, como la extracción digital






lunes, 13 de mayo de 2019


Piometra en animales 

Detectar enfermedades a tiempo es de suma importancia, es imprescindible conocer a fondo los síntomas, que la causa, entre otras ya que tienen efectos perjudiciales en la salud de los animales 
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La piometra es una enfermedad infecciosa producida por bacterias y se caracteriza por la presencia de pus dentro de la cavidad del útero o matriz. Afecta a perras y gatas de mediana o avanzada edad, aunque con menor frecuencia puede afectar animales más jóvenes. Generalmente aparece después de haber transcurrido la época del estro, después del celo cuando los niveles de progesterona están más altos. las causas son variadas, pero están relacionadas con disturbios hormonales y la edad.
El animal cuando padece esta enfermedad llamada piometra está decaído, tiene secreciones de pus por vagina (a veces no), toma mucha agua, apetito disminuido. Es un cuadro infeccioso severo por lo que puede producir una Insuficiencia renal, alteraciones hepáticas, peritonitis, etc. por las toxinas que se encuentran en el torrente sanguíneo. Antes el único tratamiento posible era la cirugía, esta consistía en la extirpación del útero y los ovarios.
Actualmente existe un tratamiento con un medicamento nuevo que ha tenido resultados alentadores en algunos casos, evitando así la cirugía, aunque tiene algunos efectos colaterales no graves que pasan enseguida como salivación y temblores. Se hace un tratamiento durante 5 días y además se aplican antibióticos para que la infección no siga avanzando. Este tipo de tratamiento se puede hacer una vez, la perra seguramente va a mejorar y en algunos casos cura totalmente; pero a veces la infección es tan grave que no se alcanza a expulsar la totalidad del pus del útero y hay una recurrencia del problema en un lapso de tiempo variable.
En este caso no queda otra alternativa que recurrir a la cirugía; aquí la recuperación es completa debido a que se extirpa todo y con eso la infección desaparece con lo extraído. El tratamiento con medicamentos está indicado cuando el animal se lo quiere conservar para reproducción, cuando el estado sanitario no es el adecuado para resistir una operación y también por razones económicas ya que la cirugía es más costosa.
Alteración de la inmunidad propia del útero
Durante el celo, las bacterias (la más frecuente es Escherichia coli) que se encuentran en la vagina pueden ascender hasta el útero donde encuentran un ambiente muy favorable para su multiplicación. La utilización de algunas hormonas (estrógenos y progestágenos) para la prevención de las gestaciones no deseadas, predispone a la aparición de la piómetra. Las perras adultas o viejas tienen celos irregulares que predisponen a estos problemas, ya que tienen celo durante toda la vida.
Signos Clínicos de la Piometra
Los síntomas aparecen a las 3-6 semanas después del celo. Son muy variables, pero los más frecuentes son: apatía, anorexia (dejar de comer), fiebre (en un 20% de los casos), vómitos, polidipsia (beber mucho), poliuria (orinar mucho) y deshidratación. A veces, cuando la piómetra es “abierta” se observa una descarga de secreción purulenta por la vagina. Algunas perras llegan en estado de shock debido a las complicaciones graves secundarias a la piómetra como: septicemia (bacterias en la sangre), endotoxemia (toxinas en la sangre), peritonitis o insuficiencia renal.
Recomendación
Recurre lo antes posible con tu médico veterinario para que trate esta urgencia de forma inmediata. El tiempo entre que empiezan los problemas y la actuación veterinaria es muy importante para la supervivencia de su perra. Diagnóstico La mayoría de las veces con la historia clínica y una buena exploración ya es posible emitir un diagnóstico. Otras veces, son necesarias otras pruebas complementarias para confirmar el diagnóstico, así: análisis de sangre (para valorar el número de glóbulos blancos y la funcionalidad renal), radiografías del abdomen o ecografías del aparato genital.
Tratamiento
Recuperar o evitar la presencia del shock en la perra. En esta fase la infusión masiva de fluidos en la circulación sanguínea es fundamental. También hay que controlar la funcionalidad renal e iniciar un tratamiento con antibióticos de amplio espectro. Una vez que la perra está estabilizada hay que entrar al quirófano para realizar una ovariohisterectomía (extirpar los ovarios y el útero).
En las perras que estén estables y que presenten una piometra “abierta”, se puede aplicar un tratamiento médico con antibióticos y prostaglandinas (hormonas que aumentan las contracciones uterinas). Con este tratamiento se intentaría mantener la capacidad reproductora de la perra, sin embargo, debido a la gravedad de la enfermedad y a la particular anatomía del útero de las perras, los resultados son menos satisfactorios.
Pronóstico Piometra
Si se opera de forma rápida las posibilidades de éxito son muy altas, sin embargo, si existen algunas de las complicaciones antes mencionadas las perras pueden morir durante la cirugía o días después de ésta. Si no se tratan adecuadamente las perras morirán debido a la gravedad de esta infección. El tratamiento quirúrgico consigue una curación definitiva a utilización de un tratamiento médico ha de ser valorado cautamente por el veterinario y el propietario. Sin embargo, hay que considerar que las perras que han cursado con piómetra normalmente quedan con una insuficiencia renal que debe ser tratada (generalmente vía alimentación) y controlada por tu médico veterinario de por vida.
Prevención
·         Utilizar muy ocasionalmente los medicamentos anticonceptivos en las perras.
·         Operar a las perras que no se desea que tengan descendencia.
·         Hacer controles posts partos del sistema reproductor con su médico veterinario




























lunes, 6 de mayo de 2019


Síndrome de dilatación-Torsión gástrica


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Es de manera importante saber todo acerca del animal que se adquiere en las especies animales se presentan distintas patológicas especificas de cada especie como el caso siguiente:
 Es un síndrome en el cual se produce una gran cantidad de gas en el estómago lleno de comida y líquidos con la posibilidad de que se produzca una rotación más o menos marcada sobre su eje longitudinal. Afecta a perros adultos entre los 2 y 10 años principalmente de razas grandes y gigantes. Tradicionalmente se ha asociado la aparición de este síndrome a la ingesta de grandes volúmenes de alimentos y líquidos y al inmediato ejercicio físico posterior aunque actualmente se piensa que los perros afectados pueden sufrir algún tipo de anormalidad en la motilidad gástrica. Tras la dilatación y la torsión se produce un estado de shock hipovolémico, isquemia severa en la pared gástrica y, en ocasiones, se produce también simultáneamente un cambio de posición del bazo que puede estar muy congestionado e incluso torsionado completamente. El estado de shock, las lesiones isquémicas gástricas y la liberación de gran cantidad de sustancias mediadoras de la inflamación producen, rápidamente, una endotoxemia y establecimiento de un estado de CID así como la aparición de arritmias cardíacas.
PRONÓSTICO: El pronóstico depende del tiempo que h aya pasado hasta que se inicia el tratamiento, de la agresividad del mismo y de la infraestructura hospitalaria para poder realizarlo. Actualmente se estipula que son porcentajes de éxito un 70% de recuperación.
SÍNTOMAS: La severidad de los signos depende del grado de dilatación gástrica y la presencia o no de vólvulo. Náuseas, intentos de vomitar, depresión, debilidad, distensión y dolor abdominales, sialorrea, timpanismo, signos de mala perfusión sanguínea y shock son algunos de ellos. 
TRATAMIENTO: Es un tratamiento de urgencia y por lo tanto debe instaurarse lo más rápidamente posible. Es prioritario iniciar tratamiento del shock hipovolémico, fluidoterapia con fluidos cristaloides (200 ml/kg/15 minutos, mantener ritmo 80-90 ml/kg) y [corticoesteroides a dosis de shock] y antibioterapia de amplio espectro. En segundo lugar debe intentarse el sondaje orogástrico para disminuir la distensión gástrica y aprovechar, si es posible, para realizar un lavado gástrico con agua templada y extraer el máximo contenido posible de contenido gástrico. En los casos en que el sondaje no es posible, debe realizarse una gastrotomía temporal en el lado derecho para poder aliviar la distensión gástrica. En ambos casos es muy útil la utilización de analgésicos opiáceos en las maniobras de sondaje o durante la gastrotomía. En el momento en que el estado del animal sea correcto y se haya controlado el estado de shock debe realizarse la cirugía en los casos de vólvulo gástrico retornando el estómago a su posición natural, realizando técnicas de gastropexia para prevenir futuras torsiones y cerrando la gastrotomía temporal en el caso que haya sido necesaria. El momento de realizar la cirugía debe ser lo antes posible siempre que el estado del perro no suponga un riesgo anestésico muy alto. En los casos con necrosis gástrica evidente deben realizarse resecciones de la pared gástrica así como una esplenectomía en casos de necrosis o trombosis del bazo. En los últimos años se ha demostrado la importancia de los problemas por la reperfusión que se produce no en el momento de la torsión sino posteriormente cuando ésta ya se ha resuelto. Esto se produce como consecuencia de los radicales libres de hidrógeno que se producen durante la isquemia y que lesionan los tejidos en el momento de la reperfusión cuando se restablece la circulación normal. Se pueden utilizar fármacos que disminuyen la producción de estos radicales libres como la deferoxamina (no disponible en España). Uno de los problemas que se pueden presentar como consecuencia de los fenómenos de reperfusión son las arritmias cardíacas especialmente arritmias ventriculares, normalmente unas horas o pocos días después de la torsión. En caso de que éstas se presenten debe realizarse el tratamiento adecuado con [lidocaína] como fármaco de elección. En los perros que hayan sufrido uno o más episodios de dilatación sin torsión es conveniente realizar una técnica de gastropexia para evitar el vólvulo.












Parásitos internos y externos en animales

En varias ocasiones se considera que los parásitos no podrían ser peligrosos ni mucho menos mortales para la vida de nuestras mascotas, a continuación se exponen información acerca de el efecto que tienen los parásitos en el organismo de un animal.
¿Qué son los parásitos?
Los parásitos internos, también llamados endoparásitos, son pequeños organismos (principalmente gusanos y protozoos) que viven en el interior del cuerpo del animal, especialmente en el intestino, el corazón y los pulmones, entre otros órganos.  
Algunos de ellos son muy frecuentes en los animales de compañía y pueden ser perjudiciales tanto para los animales como para sus propietarios. De hecho, algunos se pueden transmitir a los seres humanos (zoonosis) y causar graves enfermedades.
¿Qué son los parásitos internos?
Los parásitos internos viven en el interior de otro ser vivo, el hospedador. Dichos parásitos internos son habituales en perros y gatos, especialmente en los animales de corta edad. Los parásitos internos pueden invadir muchas zonas del cuerpo, como el tubo digestivo (por ejemplo, el intestino), el corazón, los pulmones, los ojos, las vías urinarias, la piel, la musculatura e incluso el cerebro. Existen diversos tipos de parásitos internos que se pueden clasificar en función de los órganos que invaden. 
Muchos parásitos internos tienen ciclos de vida complejos y migran por el cuerpo del animal infestado a medida que maduran. Algunas especies necesitan parasitar y madurar en otro tipo de animales distintos para multiplicarse e infestar después a perros y gatos. Los parásitos internos tienen una gran repercusión en la salud del animal, ya que pueden causar enfermedades graves, algunas de las cuales se pueden transmitir a las personas: estas enfermedades se llaman zoonosis.
La mayoría de los parásitos internos adultos son lo bastante grandes para ser perceptibles a simple vista, pero también pueden permanecer ocultos en el cuerpo del animal cuando invaden un órgano interno (p. ej., el corazón).  En el caso de los parásitos internos del intestino, en ocasiones es posible ver los gusanos en las heces. Sin embargo, los huevos son microscópicos y no es posible detectarlos a simple vista; a menudo, están presentes en las heces, listos para infectar a otro animal.
¿Qué son los parásitos externos?
Los parásitos externos, según su especie, se alojan en las distintas capas de la piel de los perros. Las lesiones que ocasionan pueden tener diversa gravedad, tanto por una reacción alérgica por parte del perro como por la transmisión de otras enfermedades de las que son potenciales portadores.
 Distintas especies de parásitos
Los parásitos externos que más afectan a los perros son los ácaros, las garrapatas, las pulgas, los piojos, ciertas especies de mosca y helmintos cutáneos.

Ácaros
Pueden afectar a distintas zonas. Los hay exclusivos del oído (Otodectes cynotis); los que viven en la superficie de la piel y cuyo tamaño y color hacen que reciban el nombre coloquial de «caspa andante» (Cheyletiella), o los que producen los dos tipos de sarna canina: la sarcóptica (Sarcoptes scabiei) y la demodécica (Demodex cannix), una enfermedad que produce lesiones muy graves pero que si se diagnostica a tiempo se cura con facilidad.

Garrapatas
Se alojan sobre la piel, en la que pican para alimentarse de la sangre del animal. Su mayor gravedad estriva en que son portadoras de muchas y muy graves enfermedades. Cuando se eliminan es importante que no quede ninguna parte del parásito dentro de la piel del perro. Su ciclo vital se realiza principalmente durante la primavera y el verano, pero puede tener mayor duración si las condiciones son adecuadas. Su localización predilecta es en la cabeza, sobre todo,cerca de las orejas, y en el cuello.

Pulgas
Se sitúan sobre toda la piel, en cambio su zona predilecta es la dorsolumbar. Al igual que la garrapata, transmiten multitud de enfermedades. Es relativamente frecuente que aparezca una reacción alérgica del perro frente a la saliva de la pulga, lo que condiciona el tratamiento a recibir. Dado que no siempre vive sobre la piel canina (pueden hacer sus nidos en las alfombras del hogar), para su erradicación hay que limpiar correctamente todo su entorno. Son más habituales en latitudes húmedas y cálidas.

Piojos
Éstos sí están durante toda su vida sobre la piel del animal, así que controlar su destrucción es más fácil. Hay dos variedades según si chupan (anoplura) o si muerden,(mallophagos).



Moscas
Las larvas de las miasis destruyen la piel, de modo que se pueden producir infecciones secundarias de pronóstico grave. Una vez eliminadas las larvas hay que curar cuidadosamente las heridas provocadas.

Helmintos
Afectan al perro algunos vermes o gusanos cutáneos que llegan a la piel a través de las heridas abiertas; sin embargo, no son muy frecuentes en los países occidentales.

Claves
El mejor método para prevenir las afecciones parasitarias es un cercano cuidado higiénico del animal aplicando algún tipo de insecticida repelente, el cuidado higiénico de su entorno y una adecuada desparasitación tanto interna (puesto que actúan como intermediarios de otros agentes patógenos) como externa.
Los productos cuyos principios activos son permetrinas, diazinón, lindano, diclorvos, malatión, fipronil, ivermectina o amitraz tienen una eficacia contrastada, y deben ser usados según las recomendaciones del fabricante.

Pulgas
Dos pulgas pueden convertirse en dos mil en menos de un mes si las condiciones climatológicas son adecuadas, ya que una puede poner hasta cincuenta huevos al día. El estado del bienestar propio de Occidente permite un mejor desarrollo de las pulgas, puesto que la comodidad de nuestros hogares favorece su proliferación.

¿Qué producen?
Las lesiones que producen en los animales infestados pueden causar desde trastornos relativamente leves hasta una enfermedad grave y mortal. La correcta prevención de las infecciones parasitarias con los medicamentos adecuados es fundamental para una correcta atención sanitaria del animal y, en el caso de ciertas enfermedades de este tipo, también contribuye a prevenir su contagio a los seres humanos.
GUSANOS INTESTINALES de los animales domésticos (4 tipos principales)
Los vermes redondos y, en concreto, los ascáridos son los más abundantes y están muy extendidos por todo el mundo. Los gusanos adultos tienen forma cilíndrica, miden unos 10 cm de longitud y su aspecto recuerda a un espagueti. Los cachorros y los gatitos se infectan a través de la leche materna o durante la gestación, y todos los animales de compañía (ya sean de corta edad o adultos) pueden resultar infestados a partir del suelo o el pelaje contaminados con heces de hospedadores infestados con el parásito adulto. Los vermes redondos se pueden también transmitir a las personas, sobre todo a los niños. Las infecciones por vermes redondos son una zoonosis de gran importancia, ya que pueden provocar una enfermedad grave, especialmente en los niños, sobre todo si las larvas migran a los ojos (larva migrans ocular), donde pueden causar ceguera, o a las vísceras (larva migrans visceral). Por esta razón, es esencial ocuparse de prevenir la infestación por estos parásitos mediante la administración periódica de antiparasitarios, y hacerlo siempre con el asesoramiento de su veterinario.
Los ancilostomas son gusanos pequeños y delgados que no alcanzan 1,5 cm de longitud y que tienen forma de gancho. Pueden infectar a perros y gatos. Viven en el intestino del animal, donde se alimentan de sangre. Los animales domésticos se pueden infectar a través de la leche materna o a partir del suelo o el pelaje contaminados. A diferencia de los vermes redondos, los anquilostomas también pueden atravesar la piel. Los anquilostomas se pueden transmitir a las personas. En el ser humano, las larvas pueden migrar a la piel, donde provocan lesiones cutáneas moderadamente inflamadas y generalmente elevadas (erupciones serpiginosas), así como enteritis eosinofílica (una enfermedad digestiva).
Los trichuris son gusanos mucho más pequeños que tienen forma de látigo, frecuentes sobre todo en los perros, donde parasitan el intestino grueso. Los perros se infectan por el contacto con el suelo o el pelaje contaminados con los huevos del parásito.
Las tenias son parásitos intestinales de gran importancia, por el hecho de ser bastante habituales y por poder transmitirse al ser humano con consecuencias más o menos graves. Varias especies pueden parasitar a perros y gatos, entre ellas Echinococcus spp., Dipylidium caninum y Taenia spp. Los adultos poseen una cabeza con la que se anclan a la pared intestinal, mientras que su cuerpo plano queda suspendido entre los alimentos digeridos. El cuerpo de estos gusanos está dividido en segmentos y puede ser muy pequeños o alcanzar hasta 2 m de longitud. Los gatos, y especialmente los perros, pueden resultar infectados por comer carne cruda (E. granulosus), cazar roedores (E. multilocularis) o ingerir pulgas durante el acicalamiento (Dipylidium caninum).
La especie Echinococcus es la más temida, debido al riesgo de contagio a las personas, en las que puede ocasionar graves consecuencias. En las personas estos gusanos pueden provocar equinococosis alveolar y quística (invasión de los parásitos en el hígado y los pulmones), que requiere tratamiento farmacológico y quirúrgico. La equinococosis es una zoonosis importante cuya prevención requiere la aplicación de medidas higiénicas y la desparasitación periódica de las mascotas.
Otros parásitos intestinales de tamaño microscópico, como Giardia o Tritrichomonas, también pueden infectar a perros y gatos, y pueden asimismo transmitirse a las personas.
GUSANOS DEL CORAZÓN Y VERMES PULMONARES
Estos gusanos redondos pasan su vida adulta en el corazón y los pulmones de los perros y los gatos.
La dirofilariosis (Dirofilaria immitis) es la más importante de las enfermedades causadas por este tipo de parásitos y está presente en muchos países incluso aquí en Argentina. La dirofilaria es transmitida por varias especies de mosquitos, pero como la larva de este gusano necesita un verano caluroso para desarrollarse dentro del insecto, queda limitada a zonas ribereñas. Sin embargo, el calentamiento global está favoreciendo la expansión del parásito hacia zonas más septentrionales.
La estrongiloidosis. Este tipo de parásitos tiene un estadio intermedio que vive en las babosas y en los caracoles, e infectan al perro o al gato cuando éstos los devoran. Una vez en el cuerpo del animal, pueden invadir los órganos internos, sobre todo los pulmones.
Los gusanos intestinales alteran la función normal del intestino y el crecimiento del cachorro. Las infestaciones por estos parásitos pueden causar desde una enfermedad inapreciable, que no provoca prácticamente síntomas clínicos en los animales adultos, a un cuadro grave en los cachorros, en los que aparecen síntomas gastrointestinales como diarrea, vómitos y pérdida de peso que, en última instancia, pueden acabar provocando la muerte del animal. Otros síntomas graves pueden incluir hinchazón del vientre, apatía, tos y pérdida de sangre. La gravedad de la enfermedad depende del número de gusanos que infestan al animal y de la edad de éste.
No obstante, es posible que algunas mascotas infectadas no muestren ningún síntoma clínico. La mayoría de los animales adultos pueden sufrir únicamente un ligero deterioro de su estado general, por lo que muchos propietarios no son capaces de detectar el problema. Algunos pueden ver segmentos de tenia, con aspecto de “granos de arroz”, en las heces y observar algunos síntomas leves en su mascota, como irritación anal,  que, en ocasiones, provoca que el animal arrastre la zona de la parte posterior por el suelo de una manera muy característica para aliviar el picor (“signo del trineo”). Por esta razón es tan importante que la prevención se realice de forma constante y periódica.
Los gusanos del corazón y los vermes pulmonares provocan lesiones de diversa consideración en los vasos sanguíneos del corazón y los pulmones cuando migran por el cuerpo. Los gatos y los perros que presentan dirofilariosis pueden no presentar síntoma alguno, pero también pueden manifestar toda una serie de síntomas relacionados con disfunciones pulmonares, cardiacas, hepáticas o renales, según en qué fase se encuentre la infección. La enfermedad puede ser de presentación aguda, pero normalmente comienza con síntomas que pasan casi totalmente desapercibidos. En función del número de gusanos y de la fase de la infestación, los perros pueden no mostrar ningún síntoma clínico, o bien pueden mostrar algunos síntomas como: desinterés por el juego y el ejercicio, vientre hinchado, o tos, apatía o letargo.
 ¿Cómo prevenirlos?
Las enfermedades parasitarias provocadas por parásitos internos, como los gusanos intestinales y los gusanos del corazón, se pueden prevenir fácilmente con la administración periódica de productos antiparasitarios y la adopción de medidas higiénicas. Dada la amplísima presencia de muchos de estos parásitos, su gran resistencia a las condiciones ambientales adversas (p. ej., los vermes redondos) y el posible riesgo para la salud de la familia, es fundamental desparasitar periódicamente a todos los perros y gatos del hogar.
La desparasitación es la única forma de eliminar eficazmente los gusanos intestinales, y debe realizarse de manera periódica para evitar nuevas infestaciones. Los veterinarios expertos en parasitología recomiendan desparasitar a los animales domésticos como mínimo 4 veces al año para evitar la reaparición de los gusanos intestinales más corrientes. Por lo que respecta a la dirofilariosis, también existe una medicación específica para prevenir la infección.
La frecuencia de administración de los antiparasitarios para prevenir la aparición de los gusanos intestinales también depende de los factores de riesgo del animal, tales como la edad (los cachorros son más vulnerables), el estado de salud (por ejemplo, perras gestantes), los hábitos (acceso al exterior), la situación local de la enfermedad (su zona de residencia puede estar particularmente afectada) y la alimentación (perros o gatos que cazan roedores, o que tienen acceso a carne cruda o basura). Así pues, dependiendo de estos factores, su mascota puede correr más o menos riesgo de infección. Según los factores de riesgo presentes en cada caso, el veterinario escogerá el programa de desparasitación más conveniente para su mascota en función de sus necesidades específicas y le indicará cuál es el producto más adecuado.
También se recomienda aplicar medidas higiénicas para evitar la contaminación del suelo con ciertos parásitos intestinales, pues no sólo su mascota podría volver a quedar infectada sino que también podría producirse la infestación de personas de su entorno. Estas medidas incluyen mantener a su perro alejado de sus propias heces y de las deposiciones de otros perros, pues el contacto con ellas es la forma más habitual de infestación por gusanos. Retirar las heces del perro evita la contaminación del suelo y el contagio de otras mascotas. Además, conviene evitar que los perros defequen en la bandeja sanitaria donde los gatos hacen sus deposiciones (por ejemplo, manteniéndola tapada). Los huevos de los gusanos se pueden encontrar en cualquier parte, ocultos en el pelaje del animal o en los lugares a los que tiene acceso (jardín, calle o cajas de arena). También es importante lavarse frecuentemente las manos y limpiar periódicamente la cama del perro.
Por último, es necesario evitar el contacto de nuestras mascotas con animales salvajes y animales muertos, así como que cacen roedores. También se deben controlar las infestaciones por pulgas, puesto que estos insectos transmiten algunas tenias.
También es importante prevenir la infestación de personas (zoonosis). Puesto que los niños forman parte de la población con mayor riesgo, es esencial evitar que los perros defequen en los parques de juego infantiles e, incluso, de las inmediaciones (porque en ocasiones las larvas/huevos son capaces de moverse algunos metros hacia zonas que les son favorables). Otros segmentos de población de riesgo son ancianos y enfermos inmunodeprimidos o que estén recibiendo medicación para inmunosupresión (enfermos con SIDA, enfermos con transplantes órganos…)









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